¿Un Colegio de Traductores?
Fecha: 04/Oct/2011
Actualizado: 26/Jul/2014
El COTICH es una Asociación Gremial que funciona bajo las mismas exigencias y requerimientos que cualquier institución con dicha personalidad jurídica. Por lo tanto, opera con un estatuto, un código de ética, un reglamento, un comité de ética (o tribunal de disciplina), un directorio y una asamblea. Además posee un sitio web, arrienda una oficina y administra un foro en internet (google-groups) para el intercambio de información entre sus miembros.
El 20 de Diciembre del 2010 se envió una carta certificada denunciando faltas a la ética de 5 traductores (Giselle Noriega, Claudia Iglesias, Emilio Schulder, Carlos Iturra, Susana Legradi) a la entonces Presidenta del COTICH, Alejandra Villarroel.
Como algún tiempo antes se había dado el caso de una denuncia por faltas a la ética de otra colega, y entre la fecha de la denuncia (la que fue promovida por varios colegas) y la fecha de la sanción (Ver Resolución) pasaron poco más de 30 días, era de esperar que esta otra causa tuviera una demora similar. Sin embargo, la denuncia fue retenida por la presidenta del Directorio en vez de ser derivada al Comité de Ética como correspondía y fue presentada recién el 31 de Enero, no al Comité de Ética sino a la reunión de Directorio y fue distribuida entre las directoras (una de las cuáles es abogada) para “recoger apreciaciones” (Ver Acta).
El 26 de Marzo, 96 días después de entregar esta denuncia a la presidenta del Directorio, y ante la ausencia de respuesta, tanto de
la presidenta como del Comité de Ética, envié una Carta Abierta a todos los socios del Colegio por intermedio del foro de Google-groups,
destacando la inconveniencia de la materialización del olvido para el bien del Colegio. En esta ocasión la directiva no se pronunció.
Así pasaron los meses, y el 27 de Mayo, fecha en que aún no había recibido siquiera un acuse de recibo de mi denuncia, decidí
presentar mi renuncia formal al Colegio, enviando la correspondiente carta a la presidenta del Directorio.
Al mismo tiempo informé a la comunidad de socios por medio de Google-groups, el hecho de mi renuncia al Colegio y las razones
para tomar esa determinación (Ver Renuncia Abierta).
El doble estándar en la aplicación del Código de Ética, y el grave abandono de deberes por parte de la Directiva, a tal punto que se mantuvo enterrado por más de 500 días y hasta el día de hoy no hay una explicación razonable para semejante abuso, sólo podemos suponer que la directiva tuvo el afán de proteger los intereses particulares de un grupo de traductores por sobre la equidad. Obviamente, la mayoría de los traductores que pertenecen a esta institución están de acuerdo, avalan o toleran que su institución no respete las normas establecidas, la transparencia y la igualdad ante la ley, es decir, el estado de derecho.
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